lunes, 7 de marzo de 2016

Lo de dentro.

Y volvió a vivir.
En el preciso momento
en que sus labios se encontraron.
En el frío, bajo la lluvia, sobre el colchón.
En el preciso instante
en que sus manos
recorrieron su espalda,
su vientre,
su cintura,
sus ingles,
Cada milímetro de piel
volvió a estremecerse.
Como renaciendo de su letargo,
abandonando la escafandra
en la que se sentía presa.
Y allí,
entre sus brazos,
se sintió libre.

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